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The Soulbreaker Company – Graceless (2014)

Sacar material nuevo tras haberse marcado pole con un discazo del tamaño de Itaca no es una cosa a tomarse a la ligera. Esto probablemente a The Soulbreaker Company —grupo ya curtido en los escenarios y en esto de poner corcheas sobre pentagramas— les trajo sin cuidado porque la primera sensación que uno se lleva al escuchar Graceless es que el grupo había vuelto a actuar como hasta ahora lo había hecho en sus anteriores trabajos: lo importante era no volver a repetir fórmulas.

Un Caras-B como precedente

Siendo rigurosos, Graceless no es realmente la continuación de Itaca. A finales de 2013, a colación del décimo aniversario como banda, el grupo editaba una compilación titulada Shameless: A Collection of B-Sides and Hidden Songs que con su título lo dice todo (escúchala en Bandcamp). Temas con un nivel que hace difícil pensar que se quedaran fuera de las ediciones de sus dos anteriores discos. El disco incluso incorpora una versión de uno de los grupos más influyentes para el black-metal, Venom, aunque llevada al terreno más melódico propio de los alaveses.

Mirando más hacia el Oeste y menos al pasado

Graceless, si bien conserva el tono setentero del grupo, se aleja en cierta medida de los cánones de rock progresivo y de fusión psicodélica, para resaltar más la personalidad y la madurez del grupo. A veces parece que con los slides de temas como Many So Strange se hayan contagiado del espíritu western de Crippled Black Phoenix o, sin necesidad de salir de Euskadi, de los propios Le Noise. En otros momentos la inclusión de orquestaciones, pianos, violines —ojo a la colaboración de prestigiosos músicos de estudio como Bob Loveday—, y evoluciones in crescendo se presten a nuevos horizontes y tintes más épicos, más modernos.

How Will We Get By? destaca por su tono más soleado, trayendo a la mente a Lemonheads por la faceta más pop y hippie del grupo; pero si queréis la verdadera esencia de Itaca no dejéis pasar temas como You!, la semibalada Sparrows, el potente 1789 o el emotivo temazo de So Blind (ojito a esos pianos), en los que Jony Moreno vuelve a demostrar que es un vocalista sensacional. Antes de acabar todavía hay más sorpresas: el blues de los orígenes del grupo tiene cabida en No One Is Complaining.

Rock de primer nivel

Es posible que no encontremos temas tan redondos como en Itaca pero bien analizado, yo me quedo con el lado positivo. En líneas generales los temas tienen un minutaje muy comedido y van directamente al grano. El grupo suena más contemporáneo que nunca y evita encasillarse. La producción está cuidadísima, plagada de arreglos y colaboraciones de músicos de primera clase. ¿Qué más podemos pedir? Solamente que podamos disfrutar cuanto antes de su directo. Esto es rock de primer nivel, sin complejos de inferioridad patrios.

8 / 10 stars