El Spaziale, celebrado todos los años en Turín (Italia) se presentaba como una oportunidad única de ver a tres bandas como son Neurosis, Rosetta y Ufomammut compartir escenario. Situado al aire libre sobre césped, el recinto del festival hace que nos preguntemos seriamente por que en este país es imposible ver un evento de aforo medio de estas características. Triste pero cierto, la sencillez y a la vez comodidad de las instalaciones de Turín deja en evidencia los secos desiertos donde se desarrollan los festivales de nuestro país.
City of Ships.
Con algo de retraso, probablemente debido a problemas con las pruebas de sonido (se oyó a Neurosis durante más de una hora trastear con el sonido) comenzaron la tarde el trío de Florida, City of Ships. Su concierto, corto y algo bajo de sonido, entretuvo pese a ser una banda prácticamente desconocida para los presentes. Quizá su principal problema es no ofrecer nada nuevo y no tener un sonido tan definido como debieran, ya que los temas oscilaban entre demasiados géneros sin profundizar en ninguno en concreto.
Rosetta.
Algo más entrada la tarde y tras un breve descanso subieron al escenario Rosetta, que pese a la complejidad instrumental de sus discos se presentan como cuarteto apoyados por algún que otro sample pregrabado. Parece complicado que tanto la multitud de capas de sonido y matices como las varias guitarras que se entrelazan en sus discos se pueda llevar al directo con una sola guitarra, bajo, batería y voz. Sin embargo, Rosetta no solo consiguieron estar a la altura de su trabajo en el estudio sino superarlo con creces en uno de los conciertos más emotivos que he visto hasta la fecha. El sonido, perfecto en definición aunque quizá a un volumen algo bajo, unido a la impresionante labor técnica del guitarrista consiguen darle al conjunto una profundidad y un carisma impresionante, sin por ello menospreciar la labor del resto de miembros. La intensa actuación vocal de Armine deja claro que las raíces del cuarteto de Filadelfia se encuentran próximas al hardcore: tremendamente comunicativo se disculpó por lo corta que iba a ser su actuación. Y es que la decepción fue mayúscula cuando, tras solo media hora de actuación (tres temas), tuvieron que retirarse para dar paso al siguiente grupo. Sin duda, la sorpresa del festival, una pena que giren tan poco por incompatibilidad de horarios de sus miembros, ya que para un servidor se presentan como la mejor banda que haya mezclado géneros próximos al sludge con la intensidad del post rock. Otras muchas bandas supuestamente pioneras en el estilo deberían aprender de la sinceridad y honradez de la propuesta de Rosetta.
En uno de los mejores momentos del festival, Armine entre el público durante el final de su actuación berreando las últimas estrofas de A Determinism of Morality mientras anochecía de fondo y poco a poco se iban encendiendo las luces del escenario.
Red in Tooth and Claw
Je N’en Connais Pas la Fin
A Determinism of Morality
Ufomammut.
La última banda en tocar antes de Neurosis fue Ufomammut, que con su particular visión del stoner-sludge pasada por mil filtros y de una repetitividad hipnótica, dieron un concierto contundente y directo al grano desde el primer momento. Con un volumen mayor que Rosetta, tocaron en aproximadamente 45 minutos lo más representativos de sus últimos tres trabajos. El público dio una buena acogida a la única banda italiana del festival. Aunque algo corta también, su actuación fue un buen aperitivo de lo que veríamos a continuación, toda una descarga de mala hostia y pasajes alucinógenos. Quiero destacar también a cierto hombre entre el público con un prominente bigote, completamente entregado a la actuación de los italianos que amenizó la noche aún más si cabe.
Stigma
Stardog
III/IV (fragmentos de su tema EVE)
God
Neurosis.
La actuación de Neurosis solo hay una forma de definirla: perfecta. Demostraron por qué han sido una referencia en gran parte del metal facturado en la última década y que pese a llevar más de 20 años en esto, no han bajado ni un ápice la intensidad de sus conciertos. No solo gozaron del mejor sonido en directo que he podido disfrutar, sino que la actitud sobre el escenario fue intachable y la elección de los temas fue muy acertada: dieron un repaso a su último trabajo, Given to the Rising, tocaron temas de sus anteriores trabajos y además presentaron dos temas nuevos, At the Well y Killing Elk, los cuales recuerdan a los tiempos del Times of Grace con ciertos dejes a sus momentos más folk en The Eye of Every Storm.
En el apartado instrumental, uno de los elementos que más destaca en directo es la labor de Noah Landis, teclista de la banda: la visceralidad con la que aporrea las teclas y la forma en que completa los temas es la mejor puesta en escena y sonido de teclados que he visto en directo, ni siquiera superada por ciertos grupos en cuya música el teclado debería ser la pieza angular. Von Till y Kelly, algo fríos en un comienzo, pronto entraron en calor con dos de las voces más furibundas del género, mientras que Dave Edwardson, bajista de la banda, imponía con un registro más gutural y grave que se echa de menos en sus discos más recientes. Pese a que me resulta difícil elegir temas de su actuación, At the End of the Road en directo se llena de matices y gana enteros en una aproximación más lenta y rotunda aún que en estudio, mientras que End of Harvest se perfila como uno de los temás más rápidos y salvajes en directo. Para acabar, el momento de la noche fue el cierre, tras más de hora y media de concierto, con la monolítica Through Silver in Blood: toda la banda completamente desfasada con Von Till ayudando a las percusiones y momentos de ruido frenético en el que Von Till prácticamente destrozó la mitad de las cuerdas de la guitarra golpeándolas con el micrófono, para acabar con Von Till y Kelly sudando la gota gorda mientras destrozaban los tambores.
Locust Star
Given to the Rising
End of the Harvest
A Season in the Sky
At the Well
Water Is Not Enough
Belief
At the End of the Road
Killing Elk
Through Silver in Blood
En definitiva, y como resumen de todas las actuaciones, una experiencia inolvidable y una oportunidad única para ver a algunas de las mejores bandas que ha dado el metal, que pese al salto generacional entre unas bandas y otras, no se olvidan de sus raíces. Como únicos puntos negativos, algo más de puntualidad habría permitido que Rosetta, o incluso Ufomammut, alargasen sus actuaciones, y sinceramente, no le habría hecho ascos a que también tocasen Amenra como hicieron en varias fechas europeas junto a Neurosis. Aún así ha sido uno de las mejores noches que un servidor ha tenido el honor de presenciar. Un festival muy a tener en cuenta. Veremos que nos ofrece en los años venideros.