SuicideByStar

Steak Number Eight – Kosmokoma (2015)

Llegar al cuarto trabajo discográfico con tanta juventud (22-23 años) hace que hablar de madurez musical sea casi una paradoja. Superado el hito de cohesión de estilos con su anterior referencia, The Hutch, disco que les reveló como la mejor exportación de Bélgica en lo que al metal se trata, Kosmokoma se presenta con un álbum en el que los objetivos de evolución quedan totalmente alcanzados. Hay cancha libre para que el grupo vuelva a exprimir su esencia, y en efecto Steak Number Eight lo consiguen.

Si algo aprecio en un grupo es la capacidad para vivir a caballo entre diferentes estilos, coger el testigo de la herencia musical recibida y llevarlo a un lugar común y personal. Posiblemente, llevar dicho a término dicho proceso, de forma inteligente, sea la verdadera creatividad musical. Precisamente en ese campo Steak Number Eight son unos maestros. El perfil agrio pero juvenil del grunge; la marmórea fuerza del sludge y el post-metal; la delicadeza y el cuidado de las texturas del post-rock; y la locura compositiva del rock progresivo. Todo ello metido en una batidora y proyectado con una faz personal y reconocible. Eso es Steak Number Eight.

Si The Hutch ya contaba con esa receta, aunque quizás más marcada con un enfoque compositivo más heterogéneo y progresivo, este nuevo trabajo ahonda en nuevas ideas bajo las mismas coordenadas, pero avanzando claramente en un mayor cuidado del sonido. Enriqueciendo los rasgos con el uso de arreglos electrónicos y los pedales de efectos (tanto en guitarras como en bajo), los belgas consiguen imprimir ciertos rasgos psicodélicos en su música que conjugan perfectamente con el concepto pseudolovecraftaniano del disco.

Sin duda alguna, podemos volver a verter alabanzas sobre el grupo. La fuente de la ideas sigue brotando tan fresca como el primer día y por mucho que sigan ofreciendo tan polifacéticas influencias, el cemento que lo une, hace la mezcla prácticamente irrompible.