SuicideByStar

The Flying Eyes – Bad Blood & Winter (2009)

“¡Jim Morrison está vivo!“ es seguramente lo primero que pensamos todos los que por primera vez escuchamos a esta banda de Baltimore, y a los pocos segundos quedamos absorbidos por un proceso de regresión temporal que nos lleva a principios de los 70, justo al punto donde parecen converger tan amistosamente la psicodelia, el arte y las drogas.

Lay With Me abre el telón y nos reciben guitarras acústicas y un cadencioso bajo. Voluptuosos y ebrios giros vocales que se tornan en áspera rabia al tiempo que los acordes se mueven desde los dejes sureños a la más crujiente distorsión. Los volátiles ecos y los violines nos demuestran que The Flying Eyes saben manejar los tiempos y caer en el halo frío del invierno con harta facilidad.

El conjunto encaja a la perfección y se mueve con una fluidez que tiene su secreto en riffear sin artificios y en no recurrir a largas progresiones, como ocurre en Better Things, tema donde sorprenden unos coros muy melódicos. Su sentido rítmico es envidiable y en otros temas como Bad Blood, el bajo y la batería parecen jugar a un juego de despiste. El estilo retro de la producción propicia místicos viajes a tierras donde las guitarras lloran a sus pedales —Don’t Point Your God At Me—, y el armonio vierte el resto de la acidez en los momentos clave. “When she comes, she comes for me” canta Will Kelly como la araña que teje una seductora red, y el blues rock vuelve a cobrar sentido. La oscuridad crece a medida que el disco avanza su camino, y al llegar a King of Nowhere la noche se nos ha echado encima y sólo las estrellas nos sonríen.

The Flying Eyes puede ser un grupo que tenga su gancho inicial en un cantante que tenga un más que notable parecido con el registro del Rey Lagarto, pero que por méritos propios agrada y convence. Si seguís interesados en ver cómo su sonido se pule y se torna más personal también os recomiendo escuchar su último disco Done So Wrong (2011).

https://www.youtube.com/watch?v=rIJMz8NyKRA