Delirantes, oníricos y tremendamente versátiles, la sorpresa del año corre a cargo de una banda debutante, como no podía ser de otra forma. The Great Old Ones es un quinteto francés que acaba de lanzar a la venta su primer trabajo, de la mano de Les Acteurs de l’Ombre Productions y Antithetic Records para su distribución en Europa y Estados Unidos respectivamente.
La banda se nos presentan como un cóctel de multitud de géneros, una rara avis que demuestra que la mezcla es posible sin tener que recurrir al plagio o que cada tema suene completamente distinto al anterior, todo ello bañado con una temática Lovecraftiana que se amolda bastante bien a lo que su música transmite. Para que os hagáis una idea, The Great Old Ones practican un sonido de black metal moderno (con cierto parecido a lo último que ha editado Altar of Plagues) entre cuyos blast beats y voces rasgadas aparecen, sobre los habituales trémolos, unos riffs muy melódicos e hipnóticos, de clara influencia del post rock. La clara focalización en los desarrollos instrumentales, algunas influencias del metal progresivo y un par de momentos con sabor doom de riffs más lentos y pesados facturan un disco muy rico y variado que uniendo elementos muy comunes consigue labrar un sonido altamente adictivo. No son una banda demasiado original pero están muy lejos de sonar a una copia de nadie.
A mi modo de ver, la principal virtud de la banda ha sido que los temas siguen manteniendo la visceralidad y agresión del black metal, sin caer en el sinfonismo o la pomposidad del post rock. Las estructuras son lo suficientemente variadas para generar interés mientras que los desarrollos de los temas no hacen que se pierda la visión de conjunto. La fusión entre las diversas partes suena tremendamente coherente, alejada de cambios bruscos o repentinos, creando una aleación que no está carente de oscuridad y devastación a la vez que permite una pizca de epicidad contenida. Esto se logra muy hábilmente gracias a el trabajo con un gran número de capas de guitarras: una base rítmica muy dura está presente constantemente, sobre la cual se montan varias más, unas marcando trémolos y hasta otras conjurando melodías más etereas y post-rockeras. Jugando con esta disonancia entre las capas de guitarras, la superposición de las voces rasgadas que a veces quedan enterradas entre la furiosa batería y un bajo que, aunque sencillo, tampoco es monótono, se crea cierto caotismo que aleja al disco de la languidez de otras propuestas con intereses comunes.
Como único elemento en su contra, cabe decir que las letras resultan ligeramente decepcionantes. Carecen del atractivo que deberían tener los mitos de Cthulhu y esto se refuerza ante la impresión de que habría bastado con adaptar alguna escena cósmica de cualquiera de las obras del loco de Providence para obtener un magnífico resultado. Afortunadamente, no empañan el excelente resultado final. Estoy seguro de que la banda aún nos dará alguna alegría más: para empezar, ya nos han deleitado con un debut al alcance de muy pocos.