Es curioso como la señas de identidad de una banda como The Mars Volta se han ido poco a poco disolviendo, dejando como único poso de lo que en su día fueron la característica voz de Cedric. Si ya a unos pocos decepcionaron con The Bedlam in Goliath después de una discografía casi perfecta, remataron la faena con un descafeinado Octahedron, disco que si bien no despertaba ningún tipo de interés en el oyente, con cada escucha aumentaba la impresión de monotonía y de ser caras B bajadas de revoluciones y alargadas más de la cuenta. ¿Qué cabía esperar después de Octahedron? ¿Volverían a sorprender los tejanos con un viaje similar a los que les hicieron una banda de peso dentro del rock psicodélico contemporaneo?
La respuesta para mí es clara: no. Con un aviso de que su nuevo disco supondría una ruptura con su anterior sonido, como queriendo disculparse por lo que iban a grabar, llega este Noctourniquet, que aunque no supone una decepción mayúscula, refuerza la impresión de que los Mars Volta que a mí me interesan murieron con el Amputechture, ya sea por la incapacidad de Omar y Cedric para seguir innovando sin perder la intensidad que les caracterizaba, o porque directamente no les da la gana. Noctourniquet supone un alejamiento por completo de su faceta más salvaje y psicodélica, tratándose de un disco de rock bastante convencional con un disfraz exagerado y que no les hace ningún bien.
En primer lugar, las composiciones son sencillas y directas, más enfocadas a la electrónica y a las melodías vocales que a las alocadas guitarras de Omar, lo más se echa en falta ya que están completamente desaparecidas o resultan totalmente prescindibles en los pocos momentos que toman protagonismo. Da la impresión que sobre estas composiciones tan simples, el dúo ha intentado tejer toda una colección de capas de sintetizadores que le dan un toque marciano y hacen que en una primera escucha el disco pueda sorprender, pero que en posteriores escuchas no hacen sino poner nervioso al oyente. Parece que no tiene sentido disfrazar temas que podrían haber funcionado bien en el contexto un De-Loused in the Comatorium con una falsa impresión de extravagancia y pintoresquismo, hay una gran incoherencia entre temas tan accesibles que pretenden ser complejos por su acabado, que no deja de ser superficial. Los pocos temas que por su tratamiento dejan algo de lado este disfraz y se muestran simples y directos son los que mejor funcionan: Aegis, Dyslexicon y Zed and Two Naughts, el único tema en el que textura y composición van de la mano en lugar de una envolviendo a la otra.
En segundo lugar, abstrayendo las composiciones de su envolvente nos encontramos temas bastante convencionales, probablemente el disco de «pop/rock» que pretendían con Octahedron. Ciertamente, hay potencial en algunos temas pero se pierde entre las capas de sintetizadores y la monotonía de un disco al que le faltan cambios de ritmo e intensidad mucho más trabajados y contundentes. El disco en rasgos generales resulta anodino y decepciona cada vez que escuchas una buena melodía que se desaprovecha en un desarrollo lineal que se pierde en la repetición. Para ser sinceros, tiene la mitad de los aciertos que en su día tuvo De-Loused in the Comatorium: temas sencillos y pegadizos con buenas melodías vocales. Le falla la segunda parte: la pegada, la sorpresa y la locura desenfrenada de su primer trabajo. Falta The Mars Volta, falta el genio de Omar, que ni se molesta en dejar un momento de guitarra memorable en todo el disco y parece que se limita a soltar notas de guitarras aleatorias aquí y allá.
En resumidas cuentas, nos encontramos ante un trabajo bastante mejor que Octahedron pero que se pierde en ese doble fondo de contradicción y temas simples que pretenden ser algo más que ellos mismos han creado a su alrededor. Estoy bastante convencido de que en cuanto lleven muchos de los temas al directo con Omar defendiendo capas de sintetizadores a las guitarras y empiecen a darle al acelerador, la cosa cambiará y se darán de bruces con ese potencial tan desaprovechado a lo largo una hora bastante larga que dura este Noctourniquet. De cualquier modo, un servidor alberga pocas esperanzas a estas alturas y se contentaría con poder escuchar en directo temas del calibre de Cicatriz ESP, una montaña rusa de emociones que queda lejísimos de su propuesta actual.