Si hay unos fans de un estilo musical verdaderamente desvalidos son los del rock/metal industrial. El mes pasado le dedicamos un lujoso especial al género (que aprovecho para recomendarlo otra vez), leyéndolo creo que a nadie se le escapa que con los años la frecuencia de discos notables del de rock industrial ha llegado a niveles que no invitan ni siquiera a creer que pueda haber un disco decente de industrial al año. Pues bueno, fans del óxido, de las bases de cortes ochentero, los riffs repetitivos con su justa melodía y las letras pesimistas: puede ser que Reznor nos haya abandonado para ganar Óscars o Al Jourgensen para hacer el cafre en clave punkarra: The Soft Moon han decidido darnos un respiro en este valle de lágrimas en el que nos vemos sumidos.
Preciosa máquina de odio
Aunque The Soft Moon no son nuevos en esto del industrial, siempre se han encuadrado más cerca del post punk y la cold wave en los muy recomendables Zeros y The Soft Moon. Pero para este Deeper han decidido cambiar algo de registro en una evolución que estéticamente parece lógica: afrontar el viraje que dió las escena musical oscura a finales de los ochenta hacia los ritmos más electrónicos del industrial y que terminaría desembocando en las grandes bandas de industrial metal que llenaron estadios en los 90. Este cambio quedaría perfectamente retratado en el mítico debut de Nine Inch Nails, Pretty Hate Machine, disco que parece haber escuchado obsesivamente Luis Vazquez a la hora de componer Deeper (Black es una prueba fehaciente de ello).
Masterclass de rock industrial
Para ello The Soft Moon ha engordado sus guitarras pero a su vez deja llevarse por los caminos más melódicos del synth-pop más depresivo. Y es que recordemos que el mejor rock/metal industrial siempre se ha diferenciado de su padre purista, dejándose querer por la melodía vocal y hasta cierto punto del estribillo pegadizo. De hecho se atreve con todas las variantes que abrieron los pioneros del rock industrial, incluso lo que podemos denominar “balada industrial” y que retrató tan bien Nine Inch Nails con sus ya míticos “pianitos Trent” y que con Without The Soft Moon consigue dar una clase maestra de haber entendido el género completamente sin caer en la parodia o en el obvio fan service.
El disco explora con la precisión de un cirujano lo que es, fue y será el rock industrial y la alquimia que le dio lugar: la electrónica ochentera acelerada de Far con su típico beat EBM, los pegadizos ritmos postpunk que gobiernan Feel, el ruidismo épico de Deeper, la pegadiza melodía de Feel o las violentas soflamas escupidas a gritos de Being donde Vazquez da muestra de su polivalencia vocal.
Un oasis en el desierto
The Soft Moon posiblemente han firmado el mejor disco de rock industrial de la última década, un disco que aún rindiendo un obvio tributo a sonidos ya extintos y con cierta querencia por lo ya hecho por Reznor entre los 80 y los 90, tiene una clara personalidad propia y funciona perfectamente fuera de la nostalgia con la que muchos escuchamos este Deeper. Podríamos decir que Deeper es el mejor regreso que Nine Inch Nails jamás hará, pero eso sería minimizar el trabajo de unos The Soft Moon que han demostrado que con su magnífico Zeros no habían tocado techo.