Cuando un grupo ha creado una discografía tan sólida, tan extensa, cuando ha sabido evolucionar hasta el punto óptimo de madurez y te ha proporcionado tanta satisfacción, cuando incluso tiene un encomiable involucración en actividades benéficas ¿Qué más se le puede pedir? Yo particularmente no le pido ya nada a Thrice y aún así ellos siguen empeñados en sacarse de la manga discos para quitarse el sombrero.
Manteniéndose en el rock alternativo que llevan tiempo practicando, Thrice han conseguido un disco compacto y sin artificios, repleto de matices que podrán recordarnos a otros artistas, sin caer presa de la falta de imaginación o la autocomplacencia.
Suena Yellow Belly y oímos que las guitarras han tomado un sonido más seco y metálico, gracias a una producción que hace que cada instrumento conserve un toque muy natural. Más suelto en la guitarras y en la batería —apabullante dominio de Riley Breckenridge con la percusión en este disco— se muestra Promises, con Dustin Kensrue mostrándose muy inspirado y convincente en su faceta vocal. Blinded arranca con un riff de tintes Silversun Pickups para ganar tensión con texturas más espesas y los constantes rolls de Riley a las baquetas, mientras que en Cataracts planea un aroma a los Rival Schools más noventeros.
Call It On The Air, supura un aire nostálgico y oscuro, pero no se conforma con ser balada, y acaba despegando hacia una notable intensidad. El equilibrio entre la calma y la fuerza, entre la luz y las tinieblas parece casi perfecto durante todo el disco.
Blur destaca por unas partes más incendiarias —reminiscentes de su herencia post-hardcore—, destacables loops de batería y las siempre perfectas y coloridas notas de acompañamiento de la guitarra de Teppei Teranishi. Seguirá mejorando el nivel Words in the Water, capaz de acariciarnos la piel con su bella melodía, para acabar tocando el cielo con Listen Through Me, un tema tan arrebatador, que sabe combinar oníricos teclados y protagonistas líneas de bajo —Ed Breckenridge no se queda a la zaga de sus compañeros— con un pasional estribillo denominación de origen, convirtiéndose automáticamente en clásico. Otro tema a destacar al final del disco es Anthology, abierto y potente, en el que Dustin recopila las ideas de canciones anteriores inspiradas en la relación con su mujer.
Desconcertado por no saber hasta dónde Thrice van a poner el listón, se confirma que los californianos tienen más que asegurado entre los mejores grupos de rock de la última década.