Ha llegado Junio y muchos ya estaréis inmersos en horas y horas de estudio para los examenes finales. Aunque no lo creáis, los miembros de Suicide by Star también somos humanos e hincamos los codos como vosotros, y que mejor que un disco relajante para encarar esos maratones de enclaustramiento monacal.
Theo Travis —reconocido músico inglés de Jazz— se junta con el legendario Robert Fripp —King Crimson— para grabar un álbum ambiental en el que los instrumentos de viento son los protagonistas.
En el disco —que no ha sido compuesto sino improvisado— Travis se encarga de tocar la flauta y el saxofón mientras que Fripp se ocupa de la guitarra y de los «soundscapes» dando luegar a nueve piezas que forman un todo muy compacto, siendo la división en varios temas prácticamente innecesaria. La mecánica del disco es la misma de principio a fin, los paisajes ambientales generados por Fripp son acompañados por las suaves melodías que toca Travis alternando un saxo tenor y una flauta. En un segundo plano y muy ocasionalmente aparece la guitarra del de King Crimson para acompañar a su compañero.
El resultado es una música fluida y orgánica que parece dormirse en sus propios brazos, perdiendose una y otra vez en sus propias melodías. Si bien esta monotonía puede ser considerada un punto a favor por la atmósfera generada también puede llegar a cansar hacia el final del disco, de una hora de duración. En definitiva es un gran trabajo, fuera de lo habitual y digno de merecer una oportunidad, aunque solo sea por el renombre de uno de sus miembros.