Ulver 17/11/2011 (Razzmatazz 2, Barcelona)

Inesperada y a la vez grata fue mi sorpresa al ver que los noruegos confirmaban sus primeras fechas en nuestro país para la gira de Wars of the Roses, su último trabajo. Mayor fue, si cabe, la presentación del evento de la promotora: al ser su primera vez íbamos a poder disfrutar de un concierto muy especial y variado (incluyendo temas de su época black), cosa que teniendo en cuenta la diversidad de estilos en su trayectoria musical hace el evento aún más atractivo, con el plus de que los anteriores setlists habían estado dedicados casi en su totalidad al último álbum. No tan atractivo fue el exagerado precio de la broma (próximo a los 30€), sin ofrecer teloneros y con expectativas de menos de hora y media de duración. Aún así, era una oportunidad que igual no se volvía a repetir, por lo que después de darle muchas vueltas servidora decidió apoquinar y plantarse en Razzmatazz 2 con más curiosidad que otra cosa.

Una vez ahí, como era previsible, la sala no destacaba por su aforo. Lo primero que llamaba la atención era la distribución del escenario: a la izquierda, una media de 4 MacPro’s y dos mesas de sonido, en el centro, un doble sintetizador, otro Mac y una gran tela para diapositivas en la pared; a la derecha, la batería (lamentablemente) arrinconada y escondida, amplis gigantes delante, guitarras, y otro sintetizador. Pasados unos minutos desde la apertura, Garm y los suyos empezaron a salir entre humo, y pudimos ver por fin a media docena de personas en el escenario. La pregunta que aún me hago es para qué necesitaban tanta parafernalia y tanta gente (luego me enteré de que el rol de la chica situada a la izquierda era pasar las proyecciones con su portátil…). Pero dejo ya de enrollarme y vamos a lo que importa.

Empezaron con el primer tema de su último álbum, February MMX, que destacó especialmente por su nitidez en directo y por lo cuidados que estaban todos los detalles y efectos. Lo mismo se puede decir de temas como England, Norwegian Gothic o September IV, también de Wars of the Roses, que predominaron en la primera parte del concierto: era visible que estaban mucho más preparados y enfocados al directo que otros como Lost in moments de Perdition City, resultando este último prácticamente irreconocible e incluso, si se me permite, cutre: el cuerpo del tema resultó una base carente de matices; lo único destacable que hicieron fue repetir y alargar más de la cuenta el inicio y el épico final, que con el juego de iluminación quedó pasable, pero en mi humilde opinión no compensó el destrozo previo. Después la primera pausa, por suerte, nos deleitaron con temas mejor ejecutados como For the Love of God del álbum Blood Inside, y con la sorpesa de la noche: el medley formado con el inicio de Vowels, seguido de Little Blue Birds y acabado con Rock Massif; sin duda un invento muy acertado que en conjunto con las proyecciones consiguió que casi dejáramos de parpadear. Seguidamente tocaron con un cover bastante rockero de The Troggs, el cual desentonó bastante y viendo el conjunto de reacciones en la sala podía adivinarse que la mayoría no lo habían escuchado nunca antes. La actitud del público en este tema igual tuvo algo que ver con que Garm se fuera despotricando a sus aposentos una vez concluido, seguido del resto del grupo. Después de la última pausa, la velada concluyó con Eos de Shadows of the Sun, un final en mi opinión algo flojo, llegando ya a aproximadamente a la hora y 10 minutos de duración.


Como pros hay que decir que el sonido fue impecable, cosa que siempre se agradece. El espectáculo en sí opino que es algo que todo el mundo debería presenciar alguna vez: la atmósfera creada por el grupo junto a las proyecciones consigue atontar a cualquiera, de su acertada selección de fotogramas para cada tema resulta una perfecta armonía visual y auditiva. También hay que destacar el registro vocal de Garm, sin duda acongojante (aunque se le vio cojear en alguna ocasión, igual por eso de que fuma como un carretero), y el estilazo del británico O’Sullivan en su indumentaria y actitud sobre el escenario, dando al conjunto un toque quizá más “elegante”. En general su puesta en escena me sorprendió para bien, uno de los miedos que tenía era que dieran un mal concierto teniendo en cuenta que decidieron pisar el escenario recientemente (aunque eso no quita que los dos temas del Perdition City se los podrían haber ahorrado). Tal calidad en estudio hace que una se lo piense dos veces, poco mejor hay ya que escucharlos en casa.

A reprochar la corta duración del evento (suerte que los organizadores avisaron que empezaba antes porque iban a tocar mucho más de una hora…), sin ofrecer teloneros y por un precio desorbitado, tal y como he dicho en el inicio. Un coste de la entrada más razonable seguro que hubiera atraído a mucho más público afín a etapas concretas del grupo consiguiendo ampliar el aforo, y de salas con buena acústica más económicamente accesibles precisamente en Barcelona no vamos cortos. Otro tema que decepcionó a varios asistentes fue que, nuevamente pese al discurso de la promotora, no tocaron nada de su primer álbum Bergtatt, habiéndolo hecho previamente en algún concierto anterior a la fecha de aquí. Servidora es más partidaria del estilo reciente y de la calidad en el directo, pero al final del evento abundaron caras largas. Como moraleja no estaría mal que en un futuro los organizadores lo tuvieran en cuenta y buscaran otro tipo de soluciones en vez de intentar vender la moto con el fin de asegurar el aforo.