Viaje a 800 + Codo + Garüda 20/04/13 (Wurlitzer – Madrid)

ConciertoViajea800

Esta noche era una cita de primer nivel con el maltrecho rock patrio. Como los grandes deportistas, Viaje a 800 se despedían de nosotros en su mejor momento, con el su maravilloso Coñac Oxigenado todavía enfriándose y con una sala Wurlitzer colgando el sold out en la puerta. El ambiente era perfecto para el más sincero homenaje.

Los teloneros de la noche eran dos de las apuestas del sello Nooirax Producciones. En primer lugar tuvimos a Garüda, un cuarteto que se mueve en el terreno del sludge más abrasivo. Su representación fue bastante entretenida y enérgica; un acto de fuerza y vena marcada en el cuello. Respaldados por un bajo monolítico el grupo despachó riffs que a veces tiran de clásicos sabbathianos y en otras se acercan al concepto de lunos Baroness más embrutecidos. Pude echar algo de menos desarrollos más prog o duchos en florituras, pero aún así, banda a tener en cuenta.

Más tarde vinieron Codo, una formación que copia el concepto formal de Lighting Bolt: dúo de batería-voz y bajo hiperdistorsionado; pero que estilísticamente es plenamente inclasificable. Su espíritu es rockanrollero, casi paródico (¿cómo si no explicar esto?), pero con una voracidad y una fiereza que deja atrás cualquier etiqueta clásica, y llamando como invitados a la fiesta al math-rock, el punk y el noise. El handicap de este tipo de grupos es que si quieren ganar deben hacer uso del único recurso posible, el dinamismo. En este sentido algunas partes se hicieron algo monótonas y en ocasiones largas, aunque no para sus fieles allí congregados que bailaron de lo lindo. No obstante, yo me considero defensor de las propuestas originales, arriesgadas y bizarras, y sin duda, Codo lo son.

Lo de Viaje a 800 estuvo sin duda al nivel esperado e incluso más allá. Nada más salir al escenario el grupo demostró que a pesar de contar con solo tres miembros, el escenario se les queda pequeño, realmente se lo comen. Su carisma lo inunda todo.

Duro y a la cabeza el grupo echó buena mano de sus recursos más cañeros, destacando los más directos de Coñac Oxigenado como el revienta-cuellos Ni Perdón ni Olvido así como trallazos de su anterior Estampida de Trombones como Patio Custodio, El Amor Es Un Perro Del Infierno. el abrasivo , e incluso temas de Diablo Roto Dë como Valiums. Si bien el sonido de la Wurlitzer no es nada de otro mundo el grupo sonó tremendamente compacto, demoledor. A destacar el sonido de la batería, que realmente me cautivó con su golpeo redondo y bien definido.

La psicodelia no tardó en llamar a nuestra puerta de la mano del cadencioso Roto Blues, las espirales volátiles de Dios Astrónomo, las reverberaciones alucinógenas de Tagarnina Blues y los delays de Luto, un tema introspectivo en el que los gaditanos pidieron silencio, siendo respetado salvo por los cuatro estúpidos borrachos que siempre parecen juntarse a ti en los conciertos.

En el tema Cabezas de Tungsteno el grupo nos sorprendió con la colaboración de Txus de los vitorianos Arenna, megáfono en mano, y posteriormente en otro tema al natural. Es una pena que Viaje a 800 no contasen con pasajes vocales muy destacados —a excepción de la pasional Solo— porque sin duda la gran voz de Txus quedó algo desaprovechada.

Si el concierto hasta ahora fue memorable y cargado de momentos mágicos, el tramo final fue épico. El andalusí Oculi Omnium in te Sperant Domine nos embrujó y sin darnos cuenta todos batíamos las palmas al unísono mientras que el batería se queda literalmente solo para dejarnos la mandíbula totalmente descolgada con su virtuosismo. Al regreso del bajista y guitarrista —éste ya descamisado y presto a entrar en el trance— el pasional Solo nos hizo nos hizo cantar y elevar nuestras almas para que Los Ángeles Que Hay En Mi Piel realmente les hiciera el amor. Realmente fue insuperable. El público, totalmente entregado, les dedicó una ovación a la altura.

No me apuntaré al carro de reclamar a este grupo superlativo que en el transcurso de su carrera debió crear más repercusión de lo que hizo —dentro y fuera de nuestras fronteras—, no. Puede que todo fuera como debiera suceder. La magia, la psicodelia y los viajes ácidos nunca fueron alimento de las masas, que duda cabe. Murió el grupo, pero ahora daremos vida al culto.