Viaje a 800 + Saturna 01/03/13 (Rocksound, Barcelona)

Poster Viaje a 800

Servidor aún tiene que hacerse a la idea de que esta gira por la geografía estatal que están haciendo los andaluces Viaje a 800, no es únicamente para exhibir las excelsas composiciones que conforman su último trabajo hasta la fecha, sino que también es un adiós, una despedida largamente anunciada, pero triste de todos modos.

Previa a la descarga del trío abrieron la noche los locales Saturna, cuyo debut The Kingdom Of Spirit resonó bastante el año pasado en la escena estatal. Ahora que está tan de moda el revival hard rock setentero de mano de bandas como Graveyard o Kadavar, los barceloneses se han desvelado con una propuesta muy seria que defendieron con solvencia sobre las tablas de una Rocksound que, acoples a parte, sonó a gloria bendita durante toda la noche.

Reconozco que su LP todavía necesita más recorrido en mis oídos y que, en su momento, algunos desarrollos en los temas se me hicieron largos y la voz no me terminaba de cuajar, pero en directo todas esas dudas o diferencias que pudiera tener desaparecieron rápido, lo que tardó su vocalista en meterse en faena (al segundo tema) y convencerme de que es mucho más efectivo en vivo. El temario de la banda demostró estar repleto de vericuetos que supieron recorrer con firmeza y resolución, bien cimentados en la más que correcta base rítmica, y en dos guitarristas que alternaron partes rítmicas y solistas a la perfección, saldando la actuación con nota. Mención especial a la camiseta de Godflesh del cantante, por cierto.

Y tras esto, el turno de los andaluces. Lo de Viaje a 800 no tiene nombre. Un grupo capaz de parir joyas como Ni perdón ni olvido o Los Ángeles que hay en mi piel, y vamos a tener que esperar años y años para que algún lumbreras los reinvindique como una de las bandas más importantes salidas de nuestro país en las últimas dos décadas, y la gente les haga el caso que se merecen.

No sé el grupo que es lo que pensará de su situación, y tampoco conozco los motivos de su decisión de disolverse, pero viendo cómo descargaban con rabia indisimulada temas como el ya mencionado Ni perdón ni olvido o , para después dejar que la electricidad fluyera como un susurro por nuestra piel con la amarga y mordaz Tagarnina Blues, no es posible encontrar respuesta alguna a la pregunta. Y qué más da.

Si la actuación fue tan memorable y se incrustó tan hondo en el cerebro de los asistentes fue por la mágica y apabullante interpretación que ofrecieron, llena de matices y de fuerza, descomponiendo temas como Roto Blues hasta hacerlo más roto, más blues, más áspero. Y qué decir del inabarcable solo de batería de Oculi Omnium in te Sperant Domine, el correoso bajo y las crípticas y oscuras referencias al lado oculto de lo material y lo inmaterial, el impresionante trabajo del guitarrista haciendo llorar, lamentar y gritar con vehemencia y delicadeza, a partes iguales, las cuerdas de su instrumento, creando los misterios de maravillas como Dios Astrónomo, dando forma y volumen al Patio Custodio en el que se convirtió la sala, dejando que terminara la noche con el público asistiendo a un místico paso procesional de Semana Santa con Los Ángeles que hay en mi piel.

Y aún así, Viaje a 800 dejaron espacio para la sorpresa anunciando un tema inédito, una versión que iban a tocar por primera vez esa noche. El amor es la víctima de Lagartija Nick encajó como un guante de senda en el universo sonoro de la banda, y entroncó con esa filosofía de los también andaluces de buscar reflejo en un cristal oscuro para inspirar su música, aunque luego naveguen por aguas distintas.

Creo que por mucho más texto que escriba, y por muchos adjetivos que busque en el diccionario, no existen frases ni palabras en nuestro idioma que puedan describir o descifrar el acertijo de Viaje a 800. Instalados en un atril, inamovibles, la banda nos mostró su imaginario al completo, como han sabido adaptar y evolucionar a partir de los lugares comunes del rock, la psicodelia y el doom ofreciendo un pedazo de su tierra a aquellos que esa noche nos congregamos en la Rocksound, demostrando un nivel al alcance de muy pocos.

Y lo peor, si lo pensamos bien, no es que se vayan y lo dejen. Es que os lo perdisteis.