SuicideByStar

Vision Of Disorder – The Cursed Remain Cursed (2012)

A finales de los 90 hubo una corriente dentro del hardcore que empezó a liberarse del hermetismo del género —que poco antes todavía era un hermano menor y cabreado del punk-rock— y empezó a incorporar nuevos elementos a su receta. Me estoy refiriendo a bandas como Eighteen Visions, Will Haven, Life of Agony y cómo no, a Vision of Disorder. Los norteamericanos, aupados por un sorprendente debut, a cada disco fueron moldeando su creciente personalidad, siendo unas de las primeras bandas de su escena en introducir abiertamente voces melódicas en sus canciones así como incorporar un rocoso bajo de cinco cuerdas, lo que les permitió emborronar las líneas que separaban el hardcore, el nu-metal y el rock alternativo. Tras su último disco From Bliss To Devistation, donde apenas quedaban rastros de su pasado a favor de los dos últimos géneros nombrados, el grupo acusó un importante bajón comercial —seguramente muchos de sus fans más cerrados de mente no supieron aceptar su evolución— y sus miembros partieron peras y formaron otros proyectos, entre los que destaca Bloodsimple.

Es en este punto donde nos deja su primer trabajo tras una reunión que iba solidificándose tímidamente: un bolo aquí, un bolo allá, previsiones de lanzamiento del disco desde 2009… y el caso es que The Cursed Remain Cursed ha sabido valerse la espera. En un punto de crudeza y rusticidad semejante a Imprint, el grupo ha creado una obra terriblemente enfadada y despiadada (es palpable que hasta las canciones más calmadas como Skullz Out están profundamente ofuscadas), repletas de inyecciones de metal en vena, guitarras pulsantes y ritmos endiablados que no cejan hasta llegado el último tema Heart and Soul cuando se abre cielo y dejan verse los primeros rayos del cálido sol.

En contra de muchos otros proyectos de metal, el tecnicismo aquí no es el vehículo ni la meta, sin embargo tenemos delante un ejercicio de precisión que ha llevado el caos ordenado de su agresión a niveles más complejos que en anteriores trabajos. Sin tener una evolución muy arriesgada, las dinámicas cambiantes de los temas generan un goce muy notable. La pasión y la inmediatez juegan su baza, y los estribillos melódicos de la inconfundible y lacerada voz de Tim Williams están presentes en su justa medida.

Aunque quizás todo este esfuerzo no consiga volver a llamar la atención de una escena hardcore más interesada en seguir a bandas clónicas que tratan de copar la última moda con engendros improvisados que antes de que hayan madurado ya se ven condenados a la decandencia, al fin y al cabo Vision of Disorder contaban con ello. Los malditos siempre permanecen malditos.

Nota: 8

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8 / 10 stars