Poco podía esperar de una banda de la que hablé en el artículo especial que hicimos por nuestro 6º aniversario como web, ¡Quién te ha visto y quién te ve!. De esta forma que, sin llegar a la altura de sus mejores obras, el noveno trabajo de Weezer me ha cogido con la guardia baja consiguiendo robarme de nuevo el corazón haciendo lo que debe hacer un grupo en su situación: volver al punto al último punto de encuentro con sus fans, el pasado.
Volvemos a recobrar la confianza
Libre por fin de momentos vergonzantes —no queramos acordarnos de momentos como los de Raditude—, las canciones se muestran plenamente disfrutables. El siguiente escalón exigido, que es carecer del minutaje de relleno de anteriores flojas referencias, también ha sido alcanzado. Rivers Cuomo se encuentra francamente inspirado y aunque no puede negarse que hay ciertos restos de reciclaje musical, consigue eficazmente que las canciones se mantengan en lo más alto, y no estamos solo hablando de construir estribillos tan pegajosos como Back To The Shack o Da Vinci. A modo de ejemplo, Cleopatra levanta más polvareda y actitud que los últimos diez años del grupo.
En lo referente al sonido puede que nos encontremos en algún lugar común entre el Blue, el Green y el Red: es decir todo suena a Weezer y en la forma que nos gusta, como si Pixies estuvieran compitiendo con Nirvana por ligarse a las niñas más ñoñas del instituto. No obstante, los momentos más innovadores son positivamente resueltos. I’d Had It Up Here saca a la palestra una insospechada vena Freddy Mercury, mientras que The British Are Coming nos gana con ortodoxia: cánones y escalas del legado de la música clásica, pero sin llegar a sonar demasiado presuntuoso.
Que te guste Weezer implica que aprecies los oportunos momentos mojabragas como en Eulogy For A Rock Band, sumergidos al completo en el pop más blanco pero utilizados por Cuomo como trampolín para su vena de “guitar hero” virtuoso y que se ven explotados de forma completamente maravillosa en los tres cortes finales. No sería descabellado hablar incluso de opera-rock. Quizás todo es una forma de desarmar a Gene Simmons de Kiss, gran ídolo de Cuomo, en cuento a sus cínicas declaraciones sobre la muerte del rock.
Si quieres, puedes. El problema es que quieras
En la música, como en el sexo, a veces estás arriba y a veces abajo. En este sentido, Weezer siempre se han mostrado muy dueños de su trayectoria y conscientes de su deriva, influida directamente por las directrices de las excentricidades de Rivers Cuomo. Ahora por fin nos vienen a recordar que al final, de todo se sale, pero faltaría incorporar la coletilla “si tú quieres”. Esta vez, no cabe duda que Weezer han querido.