Para quienes no les suenen de nada, Yndi Halda sorprendieron a los fans del post-rock con su debut en 2006 (Enjoy Eternal Bliss), un disco extremadamente maduro y bien asentado en los cánones del género, tanto para lo bueno como para lo malo. Sea como fuere, se le colocó a al grupo el típico cartel de “banda promesa” y ahí se quedó la cosa. Pues bien, 10 años después han decidido sacar su segundo disco, en el que Yndi Halda no sólo se tiene que enfrentar a su breve legado, sino también al contexto en el que nace este Under Summer: si Enjoy Eternal Bliss salió en plena efervescencia del post-rock à la EITS, su continuación sale en plena época de denostación de este tipo de sonidos (no injustificadamente) donde sólo parecen sobrevivir las bandas que parieron la marabunta de copias que más tarde agotaron el oído del oyente.
Y aunque haya pasado una década, parece que no ha pasado tanto tiempo por el sonido de la banda. Nos encontramos de nuevo un disco de post-rock bastante canónico, con sólo 4 canciones de extensión superior a los diez minutos, en los que se alternan crescendos y partes más contemplativas. Siguen de igual manera los elementos que tanto llamaron la atención en Enjoy Eternal Bliss, así como su riqueza instrumental (el uso del banjo es fetén) y el fantástico uso del violín a lo largo de todo el disco.
Aún con todo, sí que hay novedades destacables. La primera, y más evidente, es la inclusión de partes cantadas que acompañan a la perfección a los temas por su simplicidad y naturalidad. La segunda es que aún dentro de las típicas estructuras post-rockeras, tiran menos del efectismo habitual y homogeneizan los picos y los valles de sus composiciones, dando una especial solidez a los temas, sin tiempos muertos que nos preparen para los momentos más climáticos.
Escuchado con la cabeza, Under Summer es otro disco más de post-rock, muy por encima de la media, pero que no aporta nada en 2016. Pero escuchado con el corazón es difícil no dejarse llevar por la calidez de sus melodías y el cariño que desprende. Si alguna vez os emocionó el post-rock, bien merece la pena echar la vista para atrás y recordar el porqué lo hizo.